Inicio » Quorum Selección » Dossier de Prensa

Dossier de Prensa

El jefe quiere buen rollo en la oficina

Ana Torres, © Diario Sur (25/04/04)

La llave para que un empleado dé lo máximo de sí mismo está en sus sentimientos. Las empresas han importado la célebre teoría de la inteligencia emocional para motivar a su plantilla y ofrecer una cara más amable al cliente. No es cosa de Estados Unidos: en Málaga ya se aplica.

Que los ecos de nuestra vida personal se reflejan en nuestra actitud en el trabajo es obvio. Una mala noche o una pelea conyugal se nota en la cara del que acude a trabajar por la mañana. Hasta un 70% de las emociones del ámbito privado se transmiten al rendimiento laboral, según Ignacio Cudós, director general de Human Technology y uno de los pioneros en la gestión de recursos humanos en España. Si el trabajador no está a gusto, el cliente lo nota, y eso puede incidir en la marcha de la empresa. De este principio tan básico parte la inteligencia emocional, una teoría importada de Estados Unidos que muchas compañías utilizan aun sin ser conscientes de ello.

Llegar al máximo rendimiento a través de la máxima motivación, evitar los cambios constantes de plantilla, reducir el absentismo laboral o mejorar el ambiente de trabajo son algunas de las metas de la inteligencia emocional. Cudós ha impartido dos conferencias recientemente en Málaga, la última de ellas en el Centro Andaluz de Emprendedores. Además, varias empresas de la provincia siguen sus consejos profesionales.

Espiral positiva

Si bien no incide directamente en los beneficios, la aplicación de la inteligencia emocional en la empresa genera una espiral positiva: la compañía invierte en la satisfaccion de sus empleados, lo que les motiva; eso es percibido por los clientes que, al recibir una atención afectuosa, se fidelizan. Se trata de rentabilizar al máximo el capital humano de la empresa.

A veces se hacen cambios en la plantilla porque no funciona bien. Pero no todas las empresas actúan igual. «Algunas compañías prefieren buscar el oro que tienen dentro sus empleados, y mejorar su actitud ante el trabajo antes que despedirlos», comenta Cudós.

Pero ¿cómo se consigue la satisfacción del personal? Se trata de desarrollar, a través de cursos intensivos de formación, valores como la capacidad de autorregulación y autocrítica; conocer los motivos que llevan a realizar un determinado trabajo; estudiar las relaciones sociales dentro de la empresa; aprender a comunicar y persuadir y saber cómo gestionar el humor, para promocionar un estado de ánimo ante los demás.

Recursos humanos

«El hecho de que las personas asciendan por sus conocimientos técnicos explica por qué en las empresas hay jefes malos tan frecuentemente», asegura Cudós. «El error consiste en asumir que un elevado nivel de conocimiento va acompañado de una adecuada capacidad de liderazgo», añade el experto. No es que haya dejado de importar la formación técnica, sino que en la selección de personal cada vez se valoran más la capacidad de trabajar en equipo, las ganas de superarse o la innovación.

Sin embargo, «no son muchas las empresas que aplican la inteligencia emocional de forma consciente, al menos en Málaga», asegura Pedro García, consultor de Standby. Los expertos aseguran que tan importante es ponerla en práctica de cara al cliente como en el ámbito interno, si bien es cierto que las empresas que tienen servicios de atención al público son las más interesadas en estas técnicas.

«En el mundo de los servicios, las personas son claves», comenta Domingo Peña, gerente de la compañía de transportes TNT, que ha recurrido al equipo de Ignacio Cudós para aprender a aplicar los conceptos de la inteligencia emocional. Lo primero que ha asumido este gerente es que hay que lograr que los trabajadores se sientan queridos y valorados dentro de su compañía. «Es muy importante que tengan en cuenta su opinión en las decisiones que le pueden afectar», añade el responsable de Standby. De ahí la recomendación de hacer encuestas de ambiente laboral regularmente.

Implicarse en la empresa

La Empresa Pública de Emergencias Sanitarias cuida mucho que sus trabajadores tengan habilidades sociales. «El objetivo es generar confianza en el trato con el cliente, algo que se consigue si el trabajador tiene ilusión y está implicado con el proyecto de la empresa», comentan sus responsables.

Los empresarios que deciden trabajar sobre las emociones de su plantilla, aplican programas formativos en los que un grupo de expertos entrevista a cada trabajador y hace un estudio de cuáles son los problemas sobre los que hay que trabajar. Por el momento, las grandes multinacionales son las más interesadas en esta nueva tendencia, aunque se está extendiendo hacia las pymes, según Sofia Arbeloa, consultora de Quorum Selección.

Pero la inteligencia emocional se puede aplicar desde la selección de la plantilla, «eligiendo a personas que fomenten sus emociones positivas, que se preocupen sólo por lo importante, incentiven a sus colaboradores, que escuchen y ofrezcan soluciones eficaces», destaca Pedro García.